¿Quién es Vicente Nario? (publicada el 10 de Septiembre de 2010 en ForoSon)

Por primera vez en muchos años, la percepción de la figura presidencial esta reprobada. Iniciando el sexenio con 6.9 como calificación según la casa encuestadora Sigma Dos, el Presidente Felipe Calderón Hinojosa ha caído, al inicio de Septiembre de este año, a un 5.8. El asunto: la primera vez que el primer mandatario reprueba en los últimos 4 sexenios. Pudo haber pasado de panzaso todo este tiempo, pero ya no llegó arriba del seis.

Eso no es todo, ya que la gente sigue opinando, el 68% afirma que el Gobierno va perdiendo la guerra contra el narco, 51% cree que la situaciónn empeorará y sólo 19% conserva las esperanzas que las cosas mejorarán antes de que Felipe se vaya.
¿A que voy con esta reprobadera? Precisamente a que, en materia de Educación, nadie se interesa. Ni siquiera llega al 2%. Todavía peor, en entrevista con Denisse Maerker, el Presidente dice “yo no estoy de acuerdo con la Calidad Educativa de nuestro país” ¿y? ¿para qué eres Presidente entonces? ¿qué se hace para combatir el narco a futuro?, porque si no se genera la preparación de las generaciones de mexicanos que nuestro país requiere, seguiremos graduando licenciados en crimen organizado.

Hace poco, una cadena noticiosa norteamericana publicó un artículo de por qué México se ha convertido en un Estado Fallido. Argumentando la falta de seguridad nacional, el poder del crimen sobre los poderes de Gobierno, la pérdida de respeto por la figura presidencial, y la carencia de garantía de la protección de los derechos de los ciudadanos; nuestro país podría estar al borde de un Estallido Social. Continúo en la creencia que la mayoría de los mexicanos somos observadores pasivos, y aplicamos la ley de no meternos donde no nos necesitan, por eso no nos preocupamos por una guerra civil. Pero… ¿cuántos descontentos hay por que sus hijos no quedaron inscritos en la escuela? ¿cuántos cansados de vivir sin empleo, o sin un salario decente? ¿cuántos descontentos hay derivados por las tragedias humanas? ¿cuántos descontentos han perdido un amigo o familiar “por error del ejército? ¿por daño colateral? ¿por no encontrar solución al problema del agua? ¿por no tener solución por el desastre natural reciente?

Vicente Nario, supongo que es un personaje popular. Lo nombran todo el día en el radio, la televisión, los libros de primaria, las fiestas mexicanas. Parece que al Señor Vicente lo invitan a todos lados. Creo que el año que entra nacerán unos cuantos Vicentes, o bien, Narios, como alguna vez hubo Masiosares o Anivdelarev. Nombres patrióticos orgullosamente mexicanos. Vicente debería de ser el sucesor presidencial.

Veo poco que festejar, (ahora sí, dejando a un lado las payasadas), con respecto al Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución. Somos un país, sí, pero los iniciadores de estas luchas han de sentir una profunda decepción, al ver que la potencia mundial que soñaron construir, independiente y democrática, sigue siendo una nación de pocas garantías a futuro. Peor aún, el México sumido en la violencia civil que ni siquiera las instituciones que se supone que protejan a los mismos mexicanos, sean tan carentes de valores, escrúpulos y ética.

Antes, un barrio era inseguro por el ladrón de la cuadra. Hoy, las ciudades, pueblos y carreteras se convierten en campos de tiro, en la lucha entre delincuentes, policías y ejército.

La cuestión sigue siendo la misma: si la vida humana tiene precio en unos cuantos pesos, y estudiar una carrera que abra las puertas a un plan de vida cuesta miles de pesos, y de todas formas, cuando tengas tu carrera, llegará a tu vida un delincuente, extorsionador, secuestrador, o en el peor de los casos asesino, ¿a qué mercado le esta vendiendo el crimen organizado? ¿a qué le apuesta el Gobierno matando a los que matan, si tarde o temprano, los que matan encuentran gente nueva que les haga la chamba?

Y no digo que todos los mexicanos seamos corruptos, pero surge el temor que la lucha por el país de nuestros sueños, y la vida que queremos tener aquí, se convierte en una fantasía, como las fiestas de Bicentenario.

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